Siempre me ha gustado la carretera, esa sensación de moverse a través del paisaje y disfrutarlo tanto como la llegada al destino propuesto. Hoy, a medida que avanzamos en la Carretera Federal 180, el asfalto deja de ser una línea recta y plana (como suelen ser las carreteras en la Península de Yucatán) para transformarse en un ascenso sinuoso que revela un paisaje de suaves colinas.
Cuando llegamos a la salida de Campeche miro el reloj: apenas noventa minutos han pasado desde que salimos del centro de Mérida. Rose hace una llamada para confirmar direcciones hacia nuestra primera parada, el hotel Ocean View. Nuestro amigo Francisco Hernández, con su buen ánimo característico, nos dice que simplemente «sigamos recto«.
Momentos más tarde el bosque de mangle a nuestra derecha llega a su fin y la Bahía de Campeche aparece en toda su gloria. El malecón dibuja una línea de ocho kilómetros entre la ciudad y el mar y está lleno de vida, gente paseando en el atardecer, otros pescando, haciendo ejercicio o simplemente admirando el paisaje. El ambiente general es de coexistencia pacífica y evoca la palabra «tranquilidad«. Pronto divisamos el hotel a nuestra izquierda y minutos después, gracias al efectivo y amable personal de recepción, estamos cómodamente instalados.
Esa noche cenamos con Francisco y Carmen en su famoso restaurant, La Pigua. Las «manitas de cangrejo» son especialidad de la casa y demuestran ser deliciosas, como todos los platillos enviados a nuestra mesa desde esta cocina ganadora de múltiples premios. Con corazones y barrigas contentas Francisco nos deja en el hotel, pero decidimos salir nuevamente, cámara sobre el trípode, a capturar imágenes del bellamente preservado casco histórico de Campeche.
La ciudad de San Francisco de Campeche, fundada en 1504 por Francisco de Montejo, fue esencial para la conquista española de la Península de Yucatán. Los guerreros Maya superaban ampliamente en número a los conquistadores y dieron muchas fieras batallas, pero la superioridad de la tecnología militar española acabó por inclinar la balanza a su favor. La religión también hizo su parte en esta lucha y fue aquí donde se celebró la primera misa Católica en tierra firme del continente. (En relación a esta información, ver NOTA al final de este artículo).
Campeche se irguió durante siglos como el puerto más importante de la península, desde donde fueron embarcadas hacia el Viejo Continente toneladas de maderas preciosas. Las historias de piratas abundan también en esta ciudad amurallada, que no sorpresivamente tiene en su haber ejemplos importantes de arquitectura militar de los siglos XVII y XVIII, una de las razones por las cuales fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por UNESCO en 1999.
Tenemos poco tiempo para explorar las calles de adoquines pero lo disfrutamos a cabalidad, pues se trata de uno de los centros históricos mejor conservados que hemos visto. Unas 1,600 edificaciones de la era colonial han sido catalogadas en San Francisco de Campeche y muchas de ellas han sido restauradas, no solo en el Centro Histórico sino también en los barrios de San Román, Guadalupe y San Francisco.
Es cerca de medianoche cuando decidimos regresar al hotel para dormir. Nos emociona pensar en el día siguiente, cuando nos levantaremos al amanecer para abordar una avioneta que nos llevará a Calakmul. Como algunos de ustedes recordarán, ésa es la historia que hemos venido contando aquí, aquí y aquí. Tiene que ver con dos especies de monos, aves de colores maravillosos, un jaguar y magníficas ciudades Mayas anidadas en la selva. Si no has estado siguiendo esta historia, te invito a ponerte al día. O marca los links para más tarde y acompáñanos ahora mientras avanzamos en cámara rápida hasta el último día de este viaje.
Es así como, después de tres días en Calakmul, estamos ahora a bordo de la van con las cámaras a mano y viajando en la Carretera 186 hacia Escárcega. Desde allí nos dirigiremos al norte por la carretera 261 hacia Champotón, luego continuaremos por la 180 a lo largo de la costa hasta San Francisco de Campeche. Tenemos la expectativa de ver aves en el camino y Campeche se rehúsa a decepcionarnos, haciendo que nos detengamos muchas veces para tomar fotografías. Nuestro conductor se mantiene muy atento al tráfico detrás y delante nuestro, un buen ejemplo a seguir pues hay bastante tráfico en esta carretera y nadie quiere que nuestro entusiasmo de pajareros se convierta en percance. Incluyo a continuación una selección de imágenes, comenzando con una secuencia animada de un Halcón Gris (Buteo nitidus) alzando vuelo.
A medida que nos acercamos a Campeche una seguidilla de restaurantes frente al mar se encarga de despertar nuestro apetito. Francisco sabe dónde debemos parar y nuestra recompensa es sabrosa comida de mar en El Cahimbazo, incluyendo unos camarones de antología. La fresca brisa marina nos motiva a permanecer en la teraza y es entonces cuando un espectáculo visual, más arriba en la costa, atrapa nuestra mirada. Es realmente un telón de cierre apropiado para este viaje, ¡Campeche nos regala un arcoiris perfecto! Tengan la certeza, compañeros de viaje, de que nadie podrá culparnos por querer regresar. Campeche, ¡nos vemos pronto!
I.G.H.
NOTA: Recibí un mensaje de la eminente conservacionista Joann Andrews con interesantes precisiones sobre la fecha de fundación de Campeche, incluyo a continuación la cita textual :
«Querido Ivan, maravillosamente escrito artículo sobre una de mis ciudades favoritas. Qué mejor manera de cerrar la historia que con un arcoiris. Un comentario sobre el artículo: creo que la información que tienes sobre la fundación de Campeche no es correcta, ciertamente no tan temprano como 1509. Creo que tendrías que decir que Hernández de Córdova lo descubrió en 1517. Navegando por la costa norte y en busca de agua fresca, Hernández se encontró con el poblado de Campeche, donde los Maya les dieron la bienvenida y les dijeron que continuasen por la costa. En Champotón, la ciudad más grande de los aguerridos Couohes, éstos enfrentaron a los españoles y los forzaron a retirarse. Hernández de Córdova fue fatalmente herido y navegó de regreso a Cuba para morir. Grijalva zarpó de La Habana el año siguiente (1518) y nuevamente navegó a lo largo de la costa norte, visitando Campeche, al que nombró Puebla de Lázaro (por el santo en el día de su llegada). Nuevamente en busca de agua y esperando una cálida bienvenida, Grijalva fue enfrentado por fieros Mayas que dieron batalla a los españoles, pero fueron derrotados y abandonaron la ciudad. No sé cuándo fue rebautizada Campeche en lugar de Lázaro, tampoco cuándo fue colonizada propiamente, probablemente por la familia de Francisco de Montejo al menos una decada más tarde. Esta información proviene de «The Conquest and Colonization of Yucatán 1517-1550″, de Chamberlain.»
Extiendo mi profundo agradecimiento a Joann por leer nuestros artículos y por compartir sus conocimientos con nosotros aquí en RIDE INTO BIRDLAND.
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RIDE INTO BIRDLAND agradece especialmente a la Gobernación de Campeche, al despacho del Gobernador Lic. Fernando Ortega Bernés y a la Secretaría de Turismo de Campeche, por su valioso apoyo con la logística de transporte aéreo y terrestre que hizo posible la realización de este reportaje. Agradecemos también a Don Francisco Hernández, Embajador ad-honorem de Campeche, por invitarnos a conocer las maravillas de su tierra, y al Hotel Ocean View, por proveer sus cómodas y fáciles de encontrar instalaciones para nuestra primera pernocta.
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Splendid . . . again . . . Ivan . . .
Loved the piece, and especially loved the night shots . . . plus of course your fabulous birds. Thanks for this great ‘blog !
James.
Thank you so much James, I’m happy you liked it! 🙂
Que maravillosa descripción de la ciudad de Campeche, preciosas fotos!!
Felicidades!
¡Muchas gracias Yarky!