Nuestro segundo día en Campeche no comenzó tan temprano como suelen hacerlo los días de los «pajareros». Fue necesario esperar a que se disiparan los últimos vestigios del viento frío del Norte, por lo que desayunamos a ritmo relajado y luego esperamos un pco más mientras María amablemente hacía arreglos para nuestra salida en bote. La lancha a motor habría de llevarnos primero a lo largo de la costa de Isla Arena y luego hacia una caleta cercana, desde donde trataríamos de penetrar en los canales angostos que se adentran en el ecosistema del manglar. A medida que el cielo se limpió de nubes y el sol realizó su tarea calefactora las aves aumentaron su ritmo de actividad: gaviotas, golondrinas marinas, rayadores americanos, cormoranes y pelícanos, todas “aves comunes” en esta parte del planeta. Al observar un pelícano planeando sin esfuerzo y con gran estilo, tan cerca de la superficie del agua que las puntas de sus alas la tocan, fue inevitable pensar que la palabra “común” hace poca justicia a estas magníficas aves.
Desde mi punto de observación en la playa, cámara y monopod en mano, tuve oportunidad de presenciar la interesante interacción entre cormoranes perchados sobre postes de madera y un grupo de gaviotas en vuelo. Más cerca de mí, en la orilla, las gaviotas y golondrinas de mar demostraban su comportamiento usual, reuniéndose en grupos numerosos y despegando repentinamente para volver a aterrizar pocos metros más allá, varias especies entremezcladas y compartiendo el espacio.
Todo vestigio del mal clima se había disipado cuando finalmente llegó el momento de abordar y emprender la navegación. Anticipando las aves que esperábamos ver, seguidos de cerca por una gaviota amistosa, nos dirijimos hacia el cercano ecosistema del manglar. Navegando a lo largo de la costa fue inevitable notar un edificio moderno con un jardín meticulosamente cuidado y la estatua monumental de un hombre imponente, saludando a lo lejos: es el “Museo a Pedro Infante”, inaugurado a principios del 2012. Algunos días después, durante una salida a pajarear con Joann Andrews y su hijo David (reporte de ese viaje muy pronto) le mencioné lo que había visto, y ella comentó que en efecto al Sr. Pedro Infante le encantaba visitar Isla Arena. Joann lo sabe de buena fuente: el famoso actor y cantante mexicano voló muchas veces allí como pasajero en el avión Piper del legendario y ya fallecido esposo de Joann, el notable arqueólogo y piloto Dr. E. Wyllys Andrews II. “Me pregunto si tendrán una foto de ellos dos juntos”, quiso saber Joann, pero no tuvimos ocasión en este viaje de visitar el museo y no pude ofrecerle una respuesta. Me aseguraré de averiguarlo en una próxima visita. Entre los objetos que se exhiben en el museo está el premio Golden Globe que recibió Don Pedro Infante en 1957 por su actuación en la película TIZOC. Es sabido que a Pedro Infante le gustaba mucho visitar Isla Arena, no solo por su gente y su bella costa, sino también por la variedad de especies de aves que allí habitan.
Finalmente nos acercamos al manglar, donde los avistamientos de aves no se hicieron esperar. A continuación, imágenes y pocas palabras:
A continuación les pido algo de paciencia, a fin de presentarles cuatro imágenes de la misma especie: una secuencia de un Gavilán Pescador (Pandion haliaetus), levantando vuelo.
Las imágenes que he mostrado aquí son apenas una selección de lo que vimos. Eramos tres los fotógrafos haciendo imágenes y estoy seguro de que mis compañeras de viaje también lograron fotos valiosas. La experiencia fue satisfactoria y emocionante, pero vale apuntar que a medida que se acercaba el fin de nuestro paseo en bote entendimos mejor dos cosas: en primer lugar, conviene informarse bien sobre las horas de marea alta y planificar el viaje tomando ese dato en cuenta, pues la capacidad del bote para adentrarse más en los canales se ve limitada cuando la marea está baja. También notamos que el ruido del motor fuera de borda tiende a espantar a las aves, esto a pesar de que nuestro capitán lo apagaba con frecuencia, controlando el movimiento del bote con un largo palo. Al encender nuevamente se espantaban todas las aves en áreas cercanas. Un bote eléctrico sería la embarcación ideal para este paseo, pero aún no es una opción disponible para alquilar en Isla Arena por lo que sería necesario traer uno propio. Kayaks o canoas también son excelentes opciones para visitar el área con mínimas molestias para las aves. Cuando ya nos disponíamos a emprender el regreso divisamos a la distancia a un Flamenco Americano (Phoenicopterus ruber). Los Flamencos son una atracción popular entre los visitantes a Isla Arena, pero no permanecen en la zona todo el año y sabíamos que la población local ya se había movilizado a algún otro lugar. Naturalmente nos causó curiosidad la presencia de este individuo solitario. Al acercarnos comprendimos por qué había sido dejado atrás: su pata derecha presentaba una herida seria, y estaba casi completamente en estado de necrosis. No es una visión particularmente bonita, pero he incluído la imagen aquí para poner una idea sobre el tapete: tendemos a dar por sentado el proceso natural de la vida de las aves sin darnos cuenta de que, al igual que nosotros, atraviesan experiencias únicas e individuales, enfrentando múltiples desafíos de los cuales no siempre salen airosas. Este Flamenco en particular parecía condenado a una muerte segura. Un tanto entristecidos por el encuentro con el Flamenco herido, continuamos el regreso hacia nuestro punto de partida en los muelles de Isla Arena. El sol estaba alto y realmente brillante, los pocos botes que vimos llevaban pescadores de regreso a la costa, sus redes recogidas dentro de las embarcaciones. Pero quedaban aún unas cuantas aves por ver.
Al pasar cerca de los muelles, pelícanos, gaviotas, golondrinas marinas y cormoranes alzaron vuelo en gran número, otorgándome la rara oportunidad de utilizar un lente que amo, pero que rara vez es el elegido para la fotografía de aves: el Nikkor 50mm f/1.4.
Finalmente llegamos a la costa, pero nuestra experiencia del día aún no llegaba a su fin: estábamos a punto de descubrir un interesante punto local de nombre Maya, Wotoch Aayin, que significa “Casa del Cocodrilo”. Una familia local ha trabajado duro para desarrollar este exitoso proyecto de cría de cocodrilos, y para nuestro deleite también sirven deliciosos camarones. Pronto les contaré todo acerca de esto y más, en la tercera y última entrega de este Reporte de Viaje sobre el Increíble Campeche.
I.G.H.
Stunning clarity and composition with delightful descriptions. Perfect, Ivan, just perfect…and beautiful.
Hola Iván;
El don que tienes para escribir y tu arte plasmado en la fotografia seguramente serán fuente inspiradora para a motivar a más
gente a conocer y valorar la riqueza natural con la que contamos en la península de Yucatán. Gracias por compartir tu tiempo
y talento, fue una exelente experiencia ser parte de esta aventura. Un abrazo, Ma.
Primero un saludos a todos los participantes a esa gran aventura fotografica llamada ISLA ARENA PERTENECIENTE AL MUNICIPIO DE KALKINI CAMPECHE y segundo Ivan Gabaldon darte las gracias hermano por escribir historias tan bonitas y darles ese sabor aventurero q tienes y q tanto te gusta OJALÁ NO SEA LA ULTIMA VEZ!!!
Saludos Francisco, ¡muchas gracias! No será la última vez, este es un viaje que continúa y Campeche es sin duda uno de sus protagonistas.
Un gran abrazo,
IGH