«¡Mira, colibrí!”, dice Barbara, dirigiendo nuestra atención hacia las ramas altas de un árbol a pocos pasos de distancia. Las plumas de la diminuta ave emiten destellos color esmeralda mientras se mueve de flor en flor, rápida como un dardo. La familia de los colibríes incluye a las más pequeñas de todas las aves, pero el modesto tamaño de estas acróbatas del aire esconde una energía increíble. Pueden alcanzar velocidades máximas en vuelo de casi 100 km/h y sus alas se mueven en un “patrón de número ocho” que les permite mantenerse suspendidas en el aire o volar hacia los lados, hacia atrás e incluso con la cabeza para abajo, habilidades únicas en el reino de las aves.
Estas fascinantes joyas voladoras son un desafío fotográfico y el Colibrí Cándido (Amazilia candida) que estamos observando no es la excepción. Es difícil seguir su trayectoria a medida que termina con una flor y pasa de inmediato a la siguiente, guiado por un preciso mapa de ruta que calcula en tres dimensiones con su diminuto cerebro. Concentro mi atención en sus movimientos mientras doy pasos hacia mi izquierda en busca de una mejor “ventana” entre el follaje. Cuando finalmente la consigo, comienzo a disparar.
Momentos después, como era previsible, el colibrí desaparece en ruta hacia el siguiente árbol y yo aprovecho para revisar las imágenes en la pantalla de la cámara. Una foto capta de inmediato mi atención: el colibrí ha sido congelado en pleno vuelo con el pico abierto y en persecución de un insecto volador. Se sabe que los colibríes complementan su dieta de néctar con insectos pero nunca había fotografiado este comportamiento, así que para mí es un momento emocionante. Además, la de hoy no es cualquier salida a pajarear: estamos en tierras privadas cerca de Dzilam de Bravo con Barbara MacKinnon, una verdadera experta en las aves de la Península de Yucatán. Mientras caminamos de vuelta al vehículo le muestro la imagen a Barbara. “Ajá”, dice, “¡prueba de que también comen insectos!”.
Desde que inicié RIDE INTO BIRDLAND, en 2011, había estado interesado en entrevistar a Barbara MacKinnon. Las referencias a su trabajo aparecían constantemente a medida que investigaba en Google sobre el “birding” en la Península de Yucatán. Entre aquellas tempranas referencias resultaron de gran utilidad para mí la lista de aves de la península compilada por Barbara y un artículo de su autoría sobre las aves de Yucatán, recursos sin los cuales difícilmente podría haber comenzado a identificar las aves que estaba fotografiando. (El sitio web que alojaba estos recursos ya no está en línea, pero Barbara está planificando un nuevo sitio web por lo que esta información podría volver a estar disponible pronto).
Ningún momento podría ser mejor para finalmente sentarme a conversar con Barbara que ahora, tras lo que ha sido un año de grandes logros para ella. La tinta aún está fresca en la primera edición de Sal a Pajarear Yucatán, una guía de campo que lleva su firma y que rápidamente se ha alojado en los bolsillos de los pajareros de toda la península. Escrito para niños pero recibido con entusiasmo por personas de todas las edades, esta guía de campo en español cubre 408 especies y hace parte de un bello proyecto que tiene por meta llevar la cultura del birding –y posiblemente el potencial económico relacionado a esta actividad– a los niños de México y a sus comunidades.
El libro ha sido motivo de mucha celebración y además ha puesto la luz de los reflectores sobre su autora, abriendo las compuertas a una gran ola de reconocimiento público hacia el trabajo realizado por Barbara a lo largo de muchos años. Se ha llegado a una especie de entendimiento colectivo, la comprensión compartida de un hecho singular: no existiría cultura del birding en la Península de Yucatán, tal como la conocemos hoy, sin el trabajo de Barbara MacKinnon.
La travesía personal de Barbara en conexión con las aves comenzó con un periquito cautivo y la adentró en el territorio de la conciencia ecológica y el trabajo socialmente significativo. Barbara asumió de cuenta propia la misión de crear una cultura de la “pajareada” en la Península de Yucatán, trabajando para implementar programas que buscan dar herramientas a miembros de las comunidades rurales, entrenándolos como guías de aves y calificándolos para proveer servicios potencialmente lucrativos en el mercado del eco-turismo, creando a la vez ética conservacionista en sus comunidades.
El éxito de esos esfuerzos puede percibirse hoy en día al conversar en la península con guías de aves calificados, entre ellos antiguos pescadores y agricultores que descubrieron el birding como un camino de vida alternativo y consideran a Barbara como una verdadera maestra y mentora. Para muchos de ellos conocer a Barbara MacKinnon y aprender sobre las aves fue una experiencia que les cambió la vida, y algunos están ahora a su vez educando a las siguientes generaciones de guías.
Días antes de nuestra salida de campo juntos, Barbara nos recibió en su casa de Mérida para una entrevista. Nuestra conversación se desarrolló en su estudio, donde aceptó con generosidad todas nuestras preguntas. Sus respuestas fueron con frecuencia acompañadas de risas mientras su mirada inteligente y fogosa brillaba con entusiasmo por las aves y la vida.
Hoy es un honor para RIDE INTO BIRDLAND ofrecer esta conversación con Barbara MacKinnon, verdadera pionera y creadora de la cultura del birding en la Península de Yucatán.
I.G. Hola Barbara. Permíteme comenzar desde el principio. ¿Cómo te interesante en las aves, y en particular en las aves de la Península de Yucatán?
B.M. Conocí a mi esposo en la playa en Puerto Vallarta, nos casamos allí y vivimos durante casi un año en un pueblo de pescadores llamado Yelapa, la última ensenada en Bahía de Banderas, en la costa oeste de Jalisco. Un lugar de 250 habitantes, sin electricidad, nuestra casa era la única con agua corriente. Mi esposo manejaba un pequeño hotel ecológico frente al agua y teníamos un bote a motor. Yo salía con turistas del hotel a visitar una villa arriba en las montañas, un paseo de cuatro horas en burro o caballo ascendiendo unos mil metros, muy cuesta arriba, hacia un clima totalmente distinto. Un día nos detuvimos en una casa por un poco de agua y unos niños allí estaban alimentando a unos pequeños pericos sin plumas. Terminé comprándolos por 50 pesos y me los llevé en el caballo.
Dos años más tarde estaba viviendo en Ciudad de México y una de estas aves, mi favorita, murió. Quedé devastada, yo no hablaba nada de español, la cultura era totalmente nueva para mí, nunca había estado casada antes… toda esta experiencia era tremenda. Estos periquitos se habían hecho mis amigos y podía enseñarles inglés. Así que mi madre comenzó a enviarme libros sobre aves y justo antes de irnos de Ciudad de México a Sonora me envió la primera guía de aves (en blanco y negro) de Emmet Reid Blake, a quien conocería años más tarde como “Bob” en The Field Museum, él era el curador de aves allí, una persona fantástica. Entonces nos fuimos a Sonora y estuvimos allí unos seis meses, había una comunidad numerosa de norteamericanos con trailers. Uno de ellos viajó a los Estados Unidos y le pedí que me comprara unos binoculares, y de ese modo comencé a salir a observar aves durante uno o dos meses en el desierto de Sonora.
Mi esposo era de Yucatán, de modo que vinimos a vivir aquí y yo quería aprender más sobre las aves. Sucedieron dos cosas: primero, una prima de Ciudad de México, quien era mi mentora –investigadora de la UNAM en arqueología y estética– me dijo que debía existir algún curso sobre aves, algo por correspondencia, porque habíamos terminado viviendo en Isla Mujeres. De modo que en 1975 tomé el curso de la Universidad de Cornell, el cual habían desarrollado en el ’70 o ’71. Para aquél entonces ya había sido publicado la primera guía de Peterson sobre México con ilustraciones a color, antes había sido editada en blanco y negro pero con muy buenas descripciones. Y así fue como me metí realmente en esto.
En esa época había muy pocos hoteles en Cancún. Mi esposo tenía un negocio de lanchas, ofrecía servicios a uno de los hoteles y ellos le plantearon desarrollar algunos tours. Le escribí a mi madre para que contactara a una amiga de ella, que estaba en la directiva de National Audubon, ofreciéndome como guía local para los pajareros que viniesen a esta zona, yo organizaría todo, alquilando los cuartos de hotel y todo lo demás.
Entonces recibí una carta de un hombre, un consultor externo de National Audubon que les ayudaba a organizar sus tours. Decía que yo había sido altamente recomendada –únicamente por referencia de personas que se conocían– y me envío el itinerario de un tour horrible que habían tomado el año anterior. Estuvieron la mayor parte del tiempo dentro de un autobús en el centro de México, nada disfrutable, ¡tan solo leer aquello era horrible!. Así que escribió, “esto no funcionó”, y me preguntó si yo podría enviarle un itinerario. Yo miré a mi esposo y le dije, “¿Qué voy a hacer, si yo nunca he estado en un tour en mi vida?. Y él me dijo, “Ellos no saben eso”. Así que preparé un itinerario de dos semanas para 25 personas en la Península de Yucatán y Palenque, sobre la cultura Maya y sus aves. Funcionó de maravilla y sin ningún cambio durante tres años, fue así como realmente aprendí sobre las aves. Pero todo comenzó con aquél periquito que murió.
Con un ave cautiva.
Un ave cautiva, sí. Aunque no era tan cautiva, teníamos que mantener cerradas las ventanas del apartamento en Cancún para que se moviese con libertad y pudiese volar un poco.
Ese curso de la Universidad de Cornell que tomaste, ¿qué tan importante fue? ¿Resultó realmente útil? ¿Lo recomendarías?
¡Fue fantástico! Recibía cada capítulo y en un día lo estaba enviando de vuelta con mis respuestas. Lo leía completo y lo enviaba, luego tenía que esperar un mes, tomaba dos semanas de ida y dos para recibir la siguiente parte. Tiempo después sacaron una versión más difícil del curso, pero ahora lo han reorganizado nuevamente. Y aún me siguen usando como promoción para obtener donaciones, para demostrar lo que le sucede a alguien que toma su curso.
Hiciste mucha observación de aves en el área de Cancún, que no era como la conocemos ahora.
Sí, era selva, era bellísimo.
¿Cómo te hizo sentir ser testigo de esa transformación tan terrible? ¿Y cómo ves el constante forcejeo entre conservación y desarrollo aquí en la Península de Yucatán?
¡El hombre y la naturaleza! Llegué al punto en el cual sentía que entendía lo que podría haber sido ser una mujer durante la fiebre del oro en California. El polvo volaba por todas partes. Después se asentaba y las cosas recobraban su verdor por un rato, hasta que el polvo volaba otra vez, con las maquinarias pesadas trabajando. Tengo muchas diapositivas que tomé y etiqueté “Cancún feo”, porque así es como yo veía todo ese cambio. Llegado el momento tuve que irme. En la isla de Cancún –la cual nadie reconoce como isla– desde donde estaba el Sheraton, pasando la primera fase de desarrollo yo tenía permiso para entrar al resto de la isla, la única persona allí era Don Herlindo, quien era el cuidador de las ruinas, y algunos trabajadores de las plantaciones de coco. Allí era donde yo hacía todo mi birding, cinco días a la semana. También me levantaba a las 2:30 de la mañana para viajar hasta Cobá, porque era necesario llegar allí antes del amanecer, y si me quedaba en la carretera entre Tulum y Cobá era increíble, el bosque era realmente alto, ¡y las aves! Podías ver parvadas de 78 loros abajo en la tierra, comiendo la fruta caída. ¡Tuve que regresar muchas veces!
Ahora, en relación al conflicto, esto es permanente y es algo que continuará, este compartir de los recursos naturales entre el hombre y la naturaleza. Mientras más matamos, es menos lo que regresa al sistema de la naturaleza. Tomemos como ejemplo la Isla Contoy, uno de mis lugares favoritos, solíamos ir en los años 70 antes de que construyesen el centro de visitantes. Los pescadores allí dependen de la sardina y de otros peces pequeños precisamente durante la primavera, cuando la mayoría de las aves marinas están anidando allí, de modo que es una competencia. Tenemos regulaciones sobre períodos de veda y todo eso, para que las especies puedan reproducirse incluso para beneficio del hombre, pero esta explotación excesiva de los recursos, sin respetar los períodos que permitirían a las especies reproducirse y recuperarse… El caso es que el ser humano no toma decisiones sobre qué hacer, o incluso sobre hacer algo, hasta después del hecho, eso es lo más triste.
Los verdaderos conservacionistas no son simplemente activistas, son visionarios en la medida en que pueden ver lo que viene, lo que va a suceder. Uno intenta dar una advertencia, no se trata de decir que viene el apocalipsis, sino de hacer la advertencia para que se tomen acciones. Nos acusan de ser activistas y hacer mucho ruido, hasta que se agota por completo una especie que tiene valor económico para el ser humano. Somos auto destructivos.
Hablemos de tu nuevo libro, Sal a pajarear Yucatán. Por favor cuéntanos sobre el trabajo que exigió este proyecto y el tipo de lector al que está dirigido.
Durante mi trabajo entrenando guías me di cuenta de que un libro como éste era muy necesario. Durante años uno de mis objetivos con diferentes programas conservacionistas ha sido crear una cultura de las aves. No existe en México. La cultura que existe es la de capturar a las aves por curiosidad o cazarlas como alimento, eso sí es muy antiguo. El asunto es, si no tienes una herramienta en el idioma de la gente es muy difícil lograr avanzar. Quise hacer este libro después de años de frustración por no tener un libro en el idioma local.
Entendí que no había interés por parte de ninguna empresa editorial para invertir en una guía regional, por lo que el dinero tendría que venir de un donante, en este caso una persona que ya tenía tres años implementando un proyecto en Jalisco con el que yo había colaborado, educando sobre las aves a niños de diez comunidades alrededor de un resort exclusivo. Se trata de áreas muy pobres y se hizo entrenando a voluntarios, nadie recibió dinero, podía tratarse de maestros, o biólogos. La idea de este donante era hacer algo similar aquí, de modo que cuando le sugerí la idea del libro le gustó mucho porque sería la herramienta para realizar este proyecto de conservación aquí en la península, similar a lo que habían hecho en una pequeña área de Jalisco, pero con algo más de complejidad logística dado que en nuestro caso hemos incluido a los tres estados.
El libro también me dio la oportunidad de incluir mucha información que no ha sido publicada en ninguna otra parte. Todos los datos sobre anidación que yo recopilé al final de los 70s, cuando pajareaba todos los días y hacía algunos tours en Cancún, me ayudó tremendamente a poner fechas a estos períodos de anidación. Steve Howell, en su fantástico libro sobre las aves de México, incluye algunas fechas, pero no demasiado. Muy poco ha sido publicado sobre los períodos de anidación en el Petén de Guatemala, y el único lugar donde tienen bastante información es en Costa Rica en su libro guía, pero se trata de un período diferente para las estaciones seca y lluviosa, que es lo que determina en gran medida cuándo anidan las aves. De modo que la mayor parte de esa información en mi libro no ha sido publicada antes.
Steve Howell sí incluyó bastante información general sobre cuándo ciertas especies visitan la península durante el invierno, sobre todo las que atraviesan la península. Durante varios años, al final de los 70s, yo hice seguimiento a los datos sobre migración –primeras aves vistas, las más vistas, la penúltima vista, la última– para el Doctor Alan Phillips, quien era la autoridad sobre las aves de México. Yo tenía toda esa data y puedo decirte cuándo, dentro de un período de unas seis semanas, pasarán por aquí las aves migratorias. Incluí toda esa data y en los casos en los que no la tengo o está incompleta, la dejé en blanco o puse un signo de interrogación, con la esperanza de que otras personas puedan aportar la información correcta. He invitado a la gente a compartir su información, hasta que uno no hace público lo que uno tiene nadie te dirá nada, dejan la información en una gaveta porque no existe un espacio para compartirla y comentarla. Así que espero que todos nos enfoquemos en esos dos datos, la fecha de anidamiento y las fechas de presencia en la península de las especies migratorias.
En los mapas que incluí en “200 aves de la Península de Yucatán”, un CD-ROM interactivo que hicimos hace algún tiempo, logré obtener el uso de mapas de distribución de las aves y en el libro pude actualizar 30 de esos mapas. Esto fue complicado, porque tenemos aquí en la península especies que son residentes y también migratorias, de modo que si lo haces desde la perspectiva de Norte América al norte de México, las migratorias para ellos tiene color azul en el mapa, no el color verde de las residentes, y no puedes poner ambos colores en un mismo mapa. Con la información que recibo de otros proyectos en los que trabajo como voluntaria, como hacer reportes anuales para North American Birds o revisar el E-bird para nuestra zona, tengo acceso a mucha información. Gracias a eso pude actualizar 160 mapas que había hecho Steve, él no contaba en ese momento con tanta información. Mientras más gente esté en el campo, más información tenemos, si la reportan. Esa es la tarea más difícil, lograr que la gente reporte lo que ve, pero es parte del proceso.
Decidí que era más importante hacer los mapas de distribución solo para la península por un par de razones: primero, la gente viene a visitar la península o viven aquí, y quieren ver sus aves o las aves que están aquí, de lo contrario habrían ido a alguna otra parte. De modo que con el libro pueden ver fácilmente en qué parte de la península deben estar para tener oportunidad de encontrar esas especies. Esto también da oportunidad de incrementar el turismo hacia una zona que amo, la base de la península que tiene algunos bosques muy bellos, aún no perturbados, aún en manos del campesino, y esto realza el valor de esa parte de la península, además muchas de las especies que tenemos están relacionadas con América Central. La esperanza es que observadores de aves con conciencia conservacionista visiten esta zona y dejen recursos económicos para los pobladores, para que sigan preservando sus bosques, se trata básicamente de ejidos que manejan sus propios bosques y tienen interés en el eco-turismo.
Es interesante escuchar sobre toda esta nueva data en el libro, especialmente tomando en cuenta que se trata de un libro accesible para “principiantes”. ¿Qué tipo de lector tenías en mente?
Bueno, tuve que escribir para niños de 9 a 11 años. También tuve que defender la inclusión de algunas especies. Sabía que no iba a hacer otro libro, esta era la oportunidad para poner todo mi conocimiento en un libro, hubo mucha discusión sobre esto. Me di cuenta de que existen numerosos libros, en inglés y en español pero no muy bien logrados, que incluyen unas 120 o 160 especies. Un niño aprenderá las 120 especies básicas, saliendo una vez al mes, en el transcurso de un año. ¿Pero qué pueden utilizar después de eso? También pensé en mis guías de aves, ellos han aprendido los nombres en inglés pero muy pocos conocen los nombres en español, les falta mucha información y algunos no leen fácilmente en inglés. Mi deseo era que ellos se beneficiaran también con este proyecto. También quise mantener el lenguaje sencillo en todo el libro, pues yo no soy bióloga o técnica.
Tuve algo de ayuda para revisar la primera parte del libro gracias a una persona que trabaja en educación ambientalista con niños y cambió algunas palabras para suavizarlo, funcionó muy bien. Después el Dr. Héctor Gómez de Selva, uno de los ornitólogos más prominentes de México, hizo una primera revisión del texto, yo quería contar con alguien que realmente conoce el tema, no simplemente la gramática. El cambió algunas palabras, por ejemplo yo utilizaba el término selva secundaria y él lo cambió a selva rejuvenecida, palabras que un niño entiende mejor. Así que todos los involucrados fueron astutos en función del objetivo, que fuese fácil de leer. Lo que yo realmente no esperaba era que los adultos pensaran que es fantástico precisamente porque fue escrito para niños y todo el mundo puede entenderlo. Pensé que saltarían las páginas, leerían quizás solo las instrucciones e irían directo a las especies, pero lo están leyendo completo.
Usaste fotografías en lugar de ilustraciones, que son la opción tradicional para las guías de aves. ¿Por qué tomaste esta decisión y cómo seleccionaste las fotos para el libro?
Ante todo, si utilizas ilustraciones le pones automáticamente un lapso de unos dos años al proyecto. He trabajado con artistas que no conocen de aves, y aunque yo sí las conozco esto sucedió en momentos en los que no sentía que sabía lo suficiente como para decir “no”. Es muy frustrante, no sale bien, los detalles, las medidas. Los mejores ilustradores de aves son pajareros, pero en mi caso siempre tuve que trabajar con personas que podían copiar algo y esto no funcionó. Además está el elemento tiempo, las fotografías existen y el desafío es tener acceso a ellas, especialmente si no tienes presupuesto. Si tienes presupuesto no hay problema, puedes armar un libro casi de un día para otro. De manera que nunca hubo dudas sobre el uso de fotografías. Tuve la suerte de contar con 19 colaboradores, a veces con una o dos fotos que son muy difíciles de obtener. Los dos fotógrafos principales, Alexander Dzib y Alejandro Pacheco, me enviaron unas 600 o 700 imágenes cada uno, las cuales finalmente decanté a 170 de uno y 130 del otro.
Cuando tu meta es enseñar a la gente cómo identificar a un ave, esta debe ser fotografiada en determinado ángulo, debe mostrar los puntos principales de identificación. No podrás identificar a un ave si estás viendo su pico directamente de frente, no verías la línea superciliar, la línea ocular si la tiene, o el anillo ocular, o si tiene barras en las alas, o cuál es la forma de la cola. Una pose de “tres cuartos” es buena, pero depende del ave en particular y de cuáles son sus puntos de identificación, especialmente si existe una especie similar, debes mostrar esas diferencias. No tuve un 100% de éxito porque no conté con todas las fotos del mundo, pero ese fue el criterio para mi selección, no estuvo basado para nada en la belleza.
Has dedicado muchos años de trabajo de campo a compilar una lista de especies para la Península de Yucatán, cuya versión mas reciente está incluida en tu libro. Esta lista es siempre susceptible de ser actualizada, pueden agregarse especies, o eliminarse en caso de haber sido extirpadas, o tal vez hayan sido observadas fuera de su territorio conocido. ¿Qué nos dice este cambio constante sobre las aves en general y especialmente sobre las aves de la península?
La Península de Yucatán es como un dedo que se proyecta entre dos océanos muy diferentes. Las aves tienen alas, existen vientos, de modo que cualquier ave puede aparecer, y de hecho hemos tenido avistamientos muy variados. Aves que normalmente no pasan más allá de Tamaulipas, si las arrastra hacia el sur un viento del norte, se pueden perder. De modo que podemos añadir especies. Muchas veces es difícil saber lo que sucede, porque la mayoría de la gente no reporta lo que ve o no tiene suficiente conocimiento para entender lo que está viendo y saber si es la primera vez, la segunda o la quinta vez que esa especie ha estado aquí, o con qué frecuencia llega hasta aquí. Yo vi algunas especies en Isla Cancún que nadie más ha visto en la península y tampoco deberíamos esperar verlas, pero podrían presentarse.
También hay cambios en la cantidad de aves que vienen. Tomemos como ejemplo a la Gaviota Sombría (Larus fuscus). Las gaviotas tienen la tendencia a expandir sus poblaciones si se expanden los botaderos de basura, porque son carroñeras. Tiempo atrás era común ver quizás tres de estas aves en un área de la costa, ahora podemos ver muchas de ellas en al menos diez zonas de la costa. También era normal ver algunas Gaviotas Plateadas (Larus argentatus) en el muelle de Progreso, una o dos en la costa de Quintana Roo, pero vimos un grupo de 35 en el agua en Las Coloradas hace algunos años y eso muestra un aumento en la población. Los patos son otro caso, ha sucedido con el cambio climático, con la cantidad de agua o las temperaturas en la costa noreste. La costa Atlántica se calentó hace un par de años y en consecuencia los patos bajaron desde el sur de Georgia a nuestra zona del Golfo, donde encontraron más comida. Yo realicé en 1993 una bibliografía de la ornitología de la Península de Yucatán y encontré muchos viejos registros del Pato Cabeza Roja (Aythya americana), pero de repente observamos unos dos mil ejemplares en Celestún después de que no han sido reportados por 20 o 30 años, un cambio evidente.
Las aves se trasladan a donde hay alimento. Conseguir muchas aves en un lugar no significa necesariamente algo bueno. Puede significar que algo está sucediendo en otro lugar y las está obligando a moverse a nuestra zona. Como las poblaciones de Alca común (Alca torda) hace un par de inviernos en Florida, aves del Atlántico Norte que fueron fotografiadas volando entre palmeras. Continuaron movilizándose hasta que encontraron alimento y afortunadamente lo encontraron en Florida porque de lo contrario habrían llegado hasta el Caribe y habrían muerto de hambre. Nunca habían sido vistas en Florida y no significa que se quedarán allí, es solo durante esa temporada, en esas circunstancias. Si se produce cambio climático que se repite y cambia la temperatura del agua, lo que también afecta las fuentes de alimento, y esto continúa cada invierno, entonces veremos repetirse este fenómeno.
A la mente humana le gusta ordenar las cosas prolijamente en pequeñas cajas, pero la naturaleza siempre está cambiando y adaptándose. ¿Has visto muchos cambios desde que comenzaste a pajarear aquí?
Es difícil decirlo. He visto muchos cambios de hábitat y eso incide sobre las especies de aves. El asunto es que cuando yo comencé a observar aves a mediados de los 70 en Quintana Roo nadie más lo estaba haciendo, de modo que no podemos comparar. Apenas se realizaron tres expediciones científicas a Quintana Roo desde los años 30 del siglo XX. En cuanto a los cambios de nombres de las especies cada año, debo agradecer a Steve Howell por enviarme un artículo que él y otros expertos publicaron hace un par de años, con recomendaciones sobre cómo ordenar las aves en vista de los cambios taxonómicos que se producen cada año, familias que cambian de posición y cambios dentro de esas familias, como aves que ahora no son tángaras sino picogordos.
Todo gracias a estudios basados en el ADN.
Correcto, y eso seguirá aumentando. De modo que la recomendación es agrupar a las familias en orden de similitud. Lo que no han hecho aún es organizar a las especies dentro de las familias en el mismo orden. Aún deben hacer eso y todo el mundo tiene que estar de acuerdo, hablamos de todas las especies de las Américas. Lo que yo hice fue colocar las familias en el orden que ellos sugieren y después utilizar el orden taxonómico que todo el mundo viene usando pero con las más recientes actualizaciones. Así, cuando ves el contenido del libro, pueden verse las similitudes entre las especies. Mucha gente ha intentado esto, no exactamente así pero esta es la tendencia, espero que muchos nuevos libros la adopten. Porque a veces uno toma un libro y se siente como un idiota, todos tienen un orden distinto, depende de su año de publicación y todo eso. Esta nueva manera de hacerlo lo hace más fácil para todo el mundo, incluso para los científicos que quieren encontrar algo en el libro o mostrarlo a otra persona.
¿Cómo se siente observar una especie por primera vez y agregarla a la lista? ¿Podrías contarnos la historia de alguno de estos registros que has realizado?
No recuerdo una gran emoción… quizás sería más emocionante hoy en día, después de años de observación, ¡de repente encontrar un ave nueva!. Amigos míos han encontrado aves nuevas recientemente, en el basurero a las afueras de Oxkutzcab y en el antiguo basurero de Progreso, registraron dos aves nunca vistas antes aquí. Una de ellas estaba en una lista hipotética mía, pero esta persona logró tomar vídeo y Steve Howell las identificó, Song Sparrow y Western Flycatcher. Quién sabe si estuvieron aquí antes, recuerdo hace años haber visto un ave con una gran mancha en su pecho, estaba convencida de que era un Song Sparrow pero no se suponía que estuviese aquí y yo no sabía lo suficiente como para probarlo.
También he tenido oportunidad de viajar un poco y una vez, en un volcán en Hawaii, supe que estaba observando un ave de pico curvado que seguramente estaría extinta en unos 20 años. Me hizo pensar. Después se hizo más importante para mí descubrir que un chipe migratorio había llegado a la península una semana antes de lo habitual, fue entonces cuando supe que quería enfocarme en el área específica que yo conocía, esto se me hizo mucho más interesante intelectualmente que simplemente engrosar mi lista de especies. ¡Y después perdí mi lista! Estaba viajando con Steve Howell y Sophie, nos detuvimos, fuimos a revisar un nido y dejé mi libro en el techo de la van en la carretera hacia Vigía Chico, en Carrillo Puerto. Allí tenía todas mis notas y las fechas de lo que había visto. Desde ese momento dejé de llevar una lista, simplemente no era importante.
Tengo aquí un recorte de prensa sobre el reporte que hiciste del Spotted Rail (Pardirallus maculatus), primer avistamiento en la península.
Sí, pero después de que lo publicamos alguien más reportó que lo habían avisto en el mismo lugar, pero no conocíamos de este reporte. En realidad resulta que es una especie bastante local, sigue anidando en Cobá, algunos años es posible verla, otros no. Desde entonces hemos tenido otros reportes, probablemente migratorias, debajo de un automóvil en Carrillo Puerto, cosas así. También vi una vez a un Whetear, fue el segundo reporte para la península, vienen del Artico Europeo de manera que eso fue aún más sorprendente. Un doctor que estaba de vacaciones, cliente mío, lo encontró en un campo de golf en Cancún y me dijo, “tienes que ver esto”. Otros amigos míos, una pareja de Inglaterra que vivió en Ticul, habían encontrado uno diez años antes. ¡Son aves que vienen del Artico!
Accidentales.
Tienen alas y hay vientos. Pueden aparecer. También encontré un American Woodcock (Scolopax minor) en Cancún, nunca había sido registrado tan al sur en México, existen apenas 3 o 4 registros para todo México.
Tengo un ejemplar de un libro bilingüe que publicaste en el 2005, “Birds & Reserves of the Yucatan Peninsula”. Me gusta bastante porque es como un mapa de ruta de las mejores reservas naturales de la península y puede usarse para hacer un plan de viaje. ¿Serían estas las bases para crear rutas de observación de aves en la Península de Yucatán?
Sí, esa es la idea. Es una historia larga. Hace algunos años, cuando estaba coordinando el Festival de Aves, conocí a Ted Eubanks, quien ha creado los “birding trails” en los Estados Unidos con su empresa, Fermata Inc.
Los “birding trails” son utilizados para promover la observación de aves en áreas específicas, ¿correcto?
Y atraer turismo a las comunidades, llevarlo más allá de las ciudades y hacer uso de los hoteles y restaurantes locales. Logré traer a Ted desde Texas, financiando su viaje con dinero para la conservación. Hicimos una presentación para la Secretaría de Turismo, pero la persona que estaba a cargo en aquél entonces no entendió, dijo que si pero realmente era un no. De todos modos, en los folletos que hice para el Festival Toh escribí mi propuesta para lo que serían circuitos en diferentes áreas que se pueden visitar, cubriendo zonas diferentes para aves diferentes, basado en mi propia experiencia. Hemos empujado esta idea por años, intentando hacer que despeguen estas rutas de observación de aves.
Es el único proyecto que no he logrado completar exitosamente, pero lo que voy a hacer con mi próximo proyecto, que ya ha sido aprobado, es crear un sitio web sobre las aves de la Península de Yucatán y una de las secciones serán las rutas. La idea es publicarlas allí, con algunas imágenes e información sobre lo que hay en el lugar, los servicios disponibles, la lista de especies. Esto puede hacerse, el grupo del Caribe lo está haciendo, trabajando con Ted. Si pueden hacerlo en las islas, que logísticamente no es algo fácil, mantengo mi sueño de que podemos hacerlo en la península, especialmente en las zonas costeras que están tan amenazadas.
Hablando de amenazas a la zona costera, sé que eres una de varias personas que han planteado objeciones al proyecto de una granja eólica en Dzilam de Bravo. ¿No es esta una solución ecológica para cubrir las necesidades energéticas?
Nosotros no estamos en contra del proyecto, pero hemos recomendado que se mueva más lejos de la costa para proteger a las especies endémicas de la zona costera y a las aves migratorias. No realizaron los estudios, no hicieron el análisis de la hidrología. Y sabemos que hay una fila de empresas internacionales que quieren venir e instalarse. Recientemente se anunció que el Gobierno del estado, SEDUMA y la Secretaría del Ambiente han cambiado la reglamentación para la reserva costera. El área donde quieren instalar –y probablemente instalarán– la granja eólica era territorio designado para conservación, no para industria. De modo que es un gran cambio, porque eso afecta la costa completa donde quiera que haya un proyecto, trátese de turismo o de construcciones más altas que las que han sido permitidas hasta ahora. La situación se repite detrás de Progreso y Telchac, todo con el fin de que las granjas eólicas puedan entrar.
Estamos expresando nuestra opinión como investigadores que originalmente escribimos el programa y que no hemos sido consultados, aunque por ley deberíamos serlo. Es un punto legal sobre cómo hicieron estos cambios. Publicaremos esto y espero contar con los nombres de doctores, investigadores, gente seria, aunque nos llamen “ecologistas”. SEDUMA sí envió una invitación a un miembro de nuestro grupo para que haga parte del Comité Estatal sobre granjas eólicas, pero nosotros por nuestra parte estamos convocando una reunión para organizar una audiencia pública –el gobierno no nos ha contestado– a fin de que la empresa aclare muchas de las dudas, porque sus estudios fueron muy mal realizados. Y para que los científicos tengan la oportunidad de hablar y plantear su posición para conocimiento del público.
¿El mayor temor, desde el punto de vista de las aves, es que esta granja eólica estará justo en la ruta migratoria?
La ruta migratoria es un aspecto, el otro son las especies endémicas. He pasado algunos días en comunicación con un consultor en Texas y él me ha dicho, “¿Por qué no pueden desarrollar o rejuvenecer un área en otra parte para estas especies endémicas?”. Pues bien, precisamente por la situación del terreno, que no es más que roca. Es una zona que apenas entra en tierra unos 5 kilómetros, allí es donde tienes todas tus cactáceas y las especies endémicas, incluyendo plantas y reptiles además de las aves de esa zona. Eso es algo que no se puede reproducir. Y el nivel del agua desde la superficie es de apenas tres metros, y luego hay otra capa más profunda, pero la capa superficial… Interrumpirla con las bases para las torres puede tener consecuencias, no han informado cual sería la máxima profundidad, solo que la mínima sería de 1.5 metros, pero podrían llegar hasta los 4 metros. ¿Interrumpirá eso la salinidad del sistema de lagunas costeras? ¿Afectará eso la alimentación de los Flamencos? Ellos no hicieron los estudios.
Y desde el punto de vista práctico, mover la granja eólica tierra adentro…
Ayudaría, sí, porque no estaría en esa zona, protegeríamos así a nuestras endémicas y las aves migratorias tendrían oportunidad de entrar. A menos que se trate de toda una pared de torres, porque desafortunadamente no tenemos montañas y las aves no entran todas en un área específica. Yo tengo registros de aves entrando desde la costa oeste hasta banco Chinchorro, las primeras llegadas, entran a la zona costera en cualquier punto cuando están exhaustas. Un ejemplo que deberíamos tener en cuenta, porque ha sido una completa catástrofe en lo económico, lo social y lo ecológico, está sucediendo en el Istmo de Tehuantepec, es horrible e incluso está afectando a las poblaciones de peces.
He traducido un artículo al español sobre un nuevo estudio en los EEUU que demuestra con información científica disponible cómo mientras más alta sea la torre, más alta es la mortalidad. Las empresas se protegen con cláusulas de exclusividad y no están obligadas a hacer pública su información, pero esto se ha demostrado. Y es apenas ahora, después de años, que se está viendo el impacto negativo. Aquí van a poner las torres altas, realmente es algo crítico. La gente no piensa, ¿de dónde vienen nuestros árboles? ¡Se trata de la vida!
Una labor muy positiva que has realizado ha sido la de educar y entrenar a guías de aves. Desarrollaste una metodología y escribiste un manual, disponible en internet, que se enfoca en la formación de guías jóvenes provenientes de las comunidades locales. ¿Qué nos puedes decir sobre esto?
Yo no tenía una metodología, pero tengo mucho sentido común. Escribí el manual después de aprender mucho y esto es algo que necesitaba compartir. Resultó que aparentemente nadie más en el mundo había escrito uno, porque me lo han pedido desde Rusia y lo están usando, también en China, Kenya y Sur América. Simplemente porque nadie más lo había hecho. Todos esos países tienen proyectos de eco-turismo y pueden adaptarlo a sus necesidades.
Aprendí mucho trabajando con las comunidades. En general eran adultos y tuve muchos participantes que nunca pasaron del 6º grado, algunos que no podían leer o escribir y traían a su hijo de la escuela primaria para que tomase notas y les leyeran, se convirtieron en muy buenos pajareros. La mayoría eran pescadores, me enfoqué en comunidades dentro de las reservas en Yucatán y Quintana Roo porque ya estaban desarrollando el eco-turismo. Nunca fui donde el eco-turismo no hubiese sido ya identificado como una necesidad para ellos, no creo en eso porque generas expectativas en la comunidad pero no puedes hacerlo algo permanente y no tienes cómo promoverlo, el gobierno tiene que promoverlo o alguien que tenga un interés económico. De modo que es algo que yo solo haría donde es concebible y donde ya hay algún desarrollo turístico y promoción.
¿Cuáles han sido algunos de los desafíos de este proyecto? Algunos guías con quienes he hablado me han dicho que les fue difícil ser aceptados por sus comunidades después de hacerse guías de aves, pero eventualmente la gente cambió de actitud al entender que pueden ganarse la vida con esta actividad.
Para mí todo esto llegó al punto en el que estaba trabajando en quizás cinco comunidades al mismo tiempo y podía predecir bastante bien lo que sucedería en cada organización, en términos del número de cooperativas que formarían, la competencia entre ellos y todo eso. Pero también sucedió algo más: tuve que regresar a todas las comunidades porque una vez que las personas claves que realmente habían aprendido (porque no todos aprendieron, pero en cualquier caso estás creando ética conservacionista), aquellos que aprendieron sufrieron una elevación de sus egos y yo tuve que ir allí y bajarlos a tierra. Empezaron a ser rechazados en sus comunidades porque se pusieron pretenciosos, nunca te dirán eso, dirán “A mí me trataron así…”. No pudieron evitar sentirse orgullosos de lo que habían logrado y algunos comenzaron a creer que lo sabían todo, así que fue necesario traerlos de vuelta a la realidad..
Amigos de Sian Ka’an con Pronatura y RARE organizamos un entrenamiento de tres meses para guías de naturaleza. RARE había hecho esto en Costa Rica con gran éxito, luego fueron a Baja y posteriormente vinieron a la Península de Yucatán. En ese entonces yo era presidente de Amigos, nosotros lo organizamos a un costo de 3,000 dólares que debíamos conseguir para cada participante. Seleccionamos personas por un proceso de entrevistas, todo en inglés. Algunos de estos muchachos, cuando volvieron a sus comunidades, fueron los que se pusieron pretenciosos… En el último entrenamiento de tres meses tuvimos a un par de voluntarios, profesores de inglés y pajareros, los nuevos guías aprendieron mucho de ellos haciendo salidas todas las mañanas. Utilicé a esos guías de naturaleza que habían sido entrenados como ayudantes en mis entrenamientos, porque así debían compartir su conocimiento. Cuando los pones en esa situación, eso los cambia, los convierte realmente en buenos guías porque ahora sí saben como compartir su información.
En algunos casos las comunidades no se han consolidado en torno a esta actividad. No ha funcionado, están demasiado apartados de las rutas posibles. En comunidades como Ría Lagartos y Punta Allen, por ejemplo, podemos comparar: ambas tienen turismo, tenían cuatro cooperativas, nunca pudieron ponerse todos de acuerdo y eran muy competitivos entre sí, incluso diciendo mentiras sobre el otro para quedarse con el cliente y cosas así. Al mismo tiempo yo estaba entrenando en San Felipe y Xcalak, donde tenían una sola cooperativa, todos juntos, comenzando en pequeña escala, algo encantador. Pero todo tiene que ver con el flujo del turismo. Apenas comienza a incrementarse el turismo comienzan a dividirse y caen en aquello de “yo sé más que este otro, así que voy a hacer lo mío por mi cuenta y voy a ganar más dinero”, y así comienza la competencia.
Está también el caso de una comunidad en la que no participé. Ismael Navarro de Ría Lagartos –a quien yo había entrenado como voluntario– fue a enseñar a Ek Balam y ahora hay un par de guías allí que son fabulosos, he visto sus entrevistas. Pero no les llega el turismo. Y necesitan comer, tiene pocos recursos. Así que yo digo: para elegir dónde se va a hacer esto realmente se debe tomar en cuenta el tráfico continuo de turismo, las condiciones. Y claro, yo elegí las comunidades en las reservas simplemente porque fueron designadas reservas por ser muy importantes en términos de sus recursos naturales.
He visto información que habla de 450 millones de dólares de derrama económica gracias al aviturismo en Costa Rica, mientras que la información que he conseguido sobre la Península de Yucatán habla de unos 2 o 3 millones de dólares por año. Al parecer estamos muy por debajo de nuestro potencial y es necesario hacer mucho para mostrarle al mundo lo maravilloso que es este lugar. Tenemos ecosistemas ricos, guías especializados, hoteles a todos los niveles de precio, comida maravillosa, cultura Maya y colonial, buenas carreteras. Se puede viajar de forma independiente con seguridad alquilando un vehículo, pero nos topamos nuevamente con la necesidad de crear las rutas de aves. ¿Podemos decir que este requerimiento es de gran importancia?
La única manera de establecer las rutas de aves –y Ted Eubanks te diría esto basado en los proyectos exitosos que ha hecho en lugares donde funcionan y tienen varios años de existencia– es hacerlo con el Gobernador, quien tiene que dar su aprobación para proceder a partir de allí. Políticamente esto no ha sucedido aquí, pero es lo que se necesita si es que esto va a funcionar, por todo lo que implica. Es necesario contar con la SCT (Secretaría de Comunicaciones y Transporte), quienes deben colocar las señalizaciones, son tantas las agencias gubernamentales que deben involucrarse para que esto funcione. De modo que no se trata únicamente de los conservacionistas locales y las personas de buenas intenciones, hay mucho dinero involucrado en esto. Cuando Ted estuvo aquí le planteó a la Secretaria de Turismo en aquél entonces que él estaba dispuesto a cobrar la mitad de sus honorarios habituales, porque nosotros podíamos realizar localmente el inventario, estamos suficientemente avanzados para hacer eso.
El turismo que llega a Costa Rica es sobre todo norteamericano, para salir de EEUU deben tomar un avión, vayan a Costa Rica, a algún otro lugar de América Central o a la Península de Yucatán. Si yo tengo que tomar un avión, ¿a dónde iré? No se trata solo de dónde están las aves. He ido a Costa Rica muchas veces, he estado en Guanacaste y he visto cada una de las especies de aves que veo aquí. Pro hay otros aspectos: seguridad, personas que hablan inglés, etc. Además se muy bien desde la época en que vendía propiedades en Cancún que estas personas hacen cualquier cosa para evitar pasar por Ciudad de México, porque allí solo se habla español. Para ellos conseguir un vuelo a Cancún que fuese directo era muy importante. Ese tipo de decisiones influye, Costa Rica tiene más vuelos y recibe más turismo.
Costa Rica ha estado haciendo publicidad durante muchos, muchos años, pero lo que no dicen es que han devastado su sistema de parques precisamente con el turismo, de modo que tienes beneficio en una mano y erosión en la otra. Nosotros tenemos el potencial, pero tenemos a México con los narcos y todo eso. ¿Dónde separamos una cosa de la otra, si las personas fuera de México apenas si saben de geografía? Aquí vivimos vidas muy normales, de hecho pienso que estamos en uno de los lugares más seguros del mundo, sin volcanes ni terremotos, sin personas matándose en las escuelas y ese tipo de cosas. Es necesario un esfuerzo conjunto de agencias gubernamentales enfocadas en esto, en algunos momentos ha habido personas interesadas pero en general los políticos y las personas que ocupan posiciones de “servicio público” no entienden el birding. Ven algunas cifras y creen que van a llegar millones de personas, porque eso dicen las estadísticas, pero la gente debe subirse a un avión y gastar la misma cantidad de dinero o incluso unos doscientos dólares menos para llegar hasta Costa Rica. Además muchos otros ya han estado allí, es un país pequeño que probablemente tiene más visitantes que residentes. Por todo esto debemos trabajar con las percepciones de la gente.
¿Qué nos puedes decir sobre el aspecto negativo del eco-turismo, como mencionaste en relación a Costa Rica? ¿Que potencial existe para esas consecuencias negativas y cómo pueden prevenirse? ¿Quizás implementando más regulaciones en la medida que aumenta el flujo de turistas?
Lo mejor es educar. Te voy a dar un ejemplo positivo, en Muyil. Los Maya de Quintana Roo son muy independientes. Existe una agencia de viajes italiana en Playa del Carmen, tienen jeeps y mueven mucha gente. Siempre tratan de negociar hacia abajo los precios, ofrecen llevar volumen de turistas a un lugar pero pagan menos por cada uno. Hace algunos años fueron a hablar con Ismael Canales, cuyo padre trabajó con Amigos de Sian Ka’an desde 1986 y tomó el curso de RARE, un excelente pajarero. Le plantearon llevar ocho personas en cada bote en vez de seis, mayor volumen a menor precio cada uno. Bien, nunca lograron entrar allí. Es una actitud que se ha visto también en Africa, donde han limitado el número de visitantes a los gorilas pero han subido los precios, esto es lo que hicieron en Muyil sin pensarlo demasiado, sabían que no querían turismo masivo dañando el lugar. Es algo que sucedió porque son muy independientes, pero no sucede con frecuencia, es excepcional. Sería grandioso si sucediese con más frecuencia, pero desafortunadamente somos humanos.
Las regulaciones son necesarias, pero siento que se trata sobre todo de la educación. Y de asegurarse de que la gente local esté obteniendo una remuneración justa para comenzar y beneficiándose de la actividad, para que no se vendan. Desafortunadamente la escala de la población humana va en contra de la idea de “mayor precio para menos gente”. No puedo ser demasiado optimista, pero te diré algo, hace años me entrevistó en Sian Ka’an una persona de las Naciones Unidas encargada de evaluar proyectos en todo el mundo. Le comenté que al iniciar Amigos de Sian Ka’an creía que no teníamos tiempo para la educación ambientalista, teníamos que ocuparnos del trabajo básico y no teníamos tiempo. Pero ahora, años más tarde, creo que la educación es la única respuesta, porque no puedes cambiar mentalidades que ya han sido formadas, debes comenzar por las generaciones más jóvenes. Y esta persona me dijo que había llegado a esa misma conclusión después de 20 años realizando evaluaciones para la O.N.U. en todo el mundo.
Una pregunta final. Digamos que una persona nos pregunta, “¿por qué debo ir a pajarear a la Península de Yucatán?
Yo le diría, ¿por qué no? Tenemos aves que son únicas de la región, tenemos maravillosos guías de aves, tenemos en la zona experiencias bellísimas que no encontrarán en ningún otro lugar. Quiero decir, la mayoría de la gente queda absolutamente asombrada, incluso si han estado pajareando por todas partes, cuando ven 10,000 flamencos, es una visión increíble. Y también pienso que se trata de la gente, hay excelente comunicación social en la península y la gente es encantadora, especialmente en la Península de Yucatán.
I.G.H.
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“Sal a Pajarear Yucatan”, por Barbara MacKinnon, está disponible a través de las siguientes fuentes:
– Casa de Cultutra Banamex en Casa de Montejo, Mérida.
– Librerías Gandhi en Mérida y Cancún
– Tienda Quinta Montes Molina en Paseo de Montejo, Mérida
– Dra. Griselda Escalona en Ecosur-Campeche.
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Bibliografía:
– Sal a Pajarear Yucatan, por Barbara MacKinnon. Editado por La Vaca Independiente, México.
– The Sibley Guide to Bird Life and Behavior, por David Allen Sibley. Editado por Alfred A. Knopf, New York.
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I.G.H.
Thank you for interviewing Barbara MacKinnon. She is indeed the «Jane Goodall of birding of the Yucatan Peninsula». Her work as President of Amigos de Sian Ka’an to conserve 1.3 million acres in Quintana Roo resulted in the creation of the Sian Ka’an Biosphere Reserve. She’s trained over 250 bird guides and received the top national environmental award of Mexico. Her passion, vibrancy, and expertise to create a birding culture in this peninsula to benefit the various ecosystems and their inhabitants, the people here and those who visit have never wavered. With her new project of a website creation, she can link the many birding clubs that now exist and provide birding information, especially birding trails and routes in one central location. Since the 1970’s Barbara’s life has been dedicated to a higher purpose. Never let it be said that one person cannot make a difference.
Cherie,
It’s always a luxury, having you among our readers. 🙂
I can’t thank you enough for your valuable contribution to this post!
You said it so well in just a few words. Thanks for mentioning Barbara’s work with Amigos de Sian Ka’an, something very significant we did not cover in the interview. I suscribe your words, one person can make a big difference. Specially by motivating and influencing other people, like Barbara has.
Best,
I.G.H.
Gracias por entrevistar a mi tía Bárbara. Yo he empezado a aprender de pájaros y de la variedad y belleza que tienen gracias a ella. Es una apasionada de lo que hace, es altruista, es simpática, es interesante, es responsable, y tantas cosas más que no hay forma de evitar ir aprendiendo y disfrutar de saber cuando se cruza un ave en nuestro camino. Y he aprendido a cuidarlas, escucharlas, ver qué colores tiene. Ya no son, para mí, cualquier animal que vuela, pajaros iguales sin importancia. No soy aficionada constante pero ya hasta me cuido de no decir la frase «Matar dos pájaros de un tiro» que indica -hacer dos cosas al mismo tiempo aprovechando la oportunidad que brinda una para la otra- porque matar pájaros no debe usarse como referente bueno.
La quiero mucho y me da orgullo que se le rinda homenaje por todo lo que ha hecho por Yucatán y por la gente que acá vive. Aparte que me encanta que sea Orgullosa Mexicana, habiendo nacido en Estados Unidos.
Felicidades tía Bárbara y Gracias
Muchas gracias Maru por tu excelente comentario, describes a Bárbara como solo puede hacerlo alguien que la conoce y valora la verdadera dimensión de su trabajo. Para nosotros ha sido un honor conocerla y un lujo poder entrevistarla para RIDE INTO BIRDLAND. Su trabajo ha sensibilizado a mucha gente, como tu misma refieres, sobre el valor y la importancia de las aves, y con seguridad continuará influenciando a más personas en el futuro. Te invito a compartir esta entrevista con tus amistades y conocidos y a estar pendiente de la próxima aparición de la versión en Español. Gracias!!!
IGH
Thank you for an inspirational story. We are coming to the Yucatan and hope to be guided by a person mentored by Ms. McKinnon. Are there materials that we might bring with us to help with the bird programs.
Thank you so much Linda, both for reading our story and for your interest in birding in the Yucatan Peninsula.
There are quite a few guides who have been taught and mentored by Ms. McKinnon, as well as others who have learned in workshops provided by Pronatura Peninsula de Yucatan. Guides are a vital human resource for the continuing development of birding culture here, and it is precisely visitors like yourself who, by hiring their services, complete this virtuous circle.
There’s a list of selected guides (with contact information) in the website of the Toh Bird Festival. They’re all good and I would personally recommend David Salas of «Fronteras de Ecoturismo» for tours with transportation starting from Merida, Ismael Arellano of the Yucatan Jays for outings in Valladolid and surrounding areas, Victor Marin for expert guiding in the Celestun area, and Ezequiel Cahuich or Luis Jimenez if your adventure takes you as far inland as Calakmul, in the state of Campeche.
As for your generous inclination to contribute some materials to Barbara’s program, I think it’s great and would assume that basic binoculars will always be useful, specially to introduce children to birding in rural communities, and perhaps also field guides to the birds of North America, such as Sibley’s or National Geographic’s, to reinforce their English-language skills and to complement the information available in Barbara’s own book (which by the way has recently come out in a second, updated edition). Having said that, it would probably be best if you reach out to Barbara directly via her project’s FaceBook page, «Sal a Pajarear Yucatán».
I hope you have a wonderful experience here, it’s a great time of the year for birding: not too hot, not too many mosquitos, migratory species still around. Please don’t hesitate to write again if we can be of further assistance. Happy birding!
Very interesting. I first met Barbara in Cancun MANY years ago before it was overrun by tourists and hotels. I am now living in Merida and trying to find a way to contact Barbara. I heard she recently had a seminar at the Merida English Library but I was out of town and missed it. Would love to make contact once again.
Hello Robert, thanks so much for visiting our blog and leaving your comment. I’m not authorized to give out Barbara’s personal contact info, but may I suggest you reach out to her via the FaceBook page of «Sal a Pajarear Yucatan»? She’s the leader of this program, aimed at making birding culture accessible to children from rural communities in the state of Yucatan. Here’s the link:
http://www.facebook.com/Salapajarearyucatan
Please don’t hesitate to write again if I can be of further assistance.
Cheers,
IGH