(…viene de la Parte I)
Dra. Earle, ¿qué nos puede decir sobre las ventajas y desventajas de alternativas a la pesca comercial, como son la piscicultura y los sistemas para la cría urbana de peces?
Yo creo que la piscicultura encierra una gran promesa. No tanto en el propio océano sino más bien en sistemas cerrados. Piensa en todos los acuarios del mundo y en cómo han aprendido durante los últimos 50 años a cuidar peces en grandes tanques, alimentándolos y manteniéndolos vivos en cautiverio. El concepto que que realmente tiene sentido en relación a esto, tomando en cuenta la preocupación por el uso del agua, es que se obtenga “mayor cosecha por gota”. Esto significa que con una cantidad limitada de agua que se recicla una y otra vez se puede extraer cosecha tras cosecha de peces que crecen rápido, toleran vivir en espacios reducidos y se alimentan de plantas.
Sabemos de algunas especies que cumplen con esas características: son resistentes, crecen rápido y tienen buen sabor, algo muy importante para que la gente desee comerlas. La mayoría son especies de agua dulce: tilapia, carpas y bagres. Hay muchos tipos de bagres, la que más se cultiva es una especie de agua dulce que puede llegar al mercado en menos de un año a partir de un huevo. Comen plantas acuáticas, pasto, incluso lechuga.
Yo lo he visto en Australia en James Cook University, también en la Island School de las Bahamas, tienen tanques donde crían tilapias. Las tilapias enriquecen el agua con sus excrementos y el agua enriquecida fluye a través de un jardín de vegetales que absorbe los nitratos y fosfatos, purificándola antes de devolverla al tanque con los peces. De manera que se obtiene un sistema de flujo como un “número ocho” que produce plantas y peces comestibles con uso muy eficiente de agua y luz solar y permite producir alimento en un espacio reducido. Ahora bien, quizás hacer esto a escala agro-industrial es todavía una proyección hacia el futuro, pero a escala personal o de una comunidad es totalmente realista y se está haciendo.
Existen historias acerca de gente en la ciudad de Nueva York, en sus departamentos sobre las calles tienen tanques y crían tilapias que crecen rápidamente, las alimentan con lechuga y producen proteína de alta calidad. El único problema es que la gente se encariña con los peces y a veces dicen “no me lo puedo comer, lo conozco demasiado bien”. En China cultivan carpas desde hace mil años, mantienen patos en la superficie que producen los nitratos y fosfatos que alimentan algas que a su vez alimentan a los peces. Los patos ponen huevos y al igual que los peces son fuente de alimento. Alrededor del agua crecen plantas que se alimentan de los fosfatos y nitratos, desde vegetales hasta árboles de cerezo con orugas de seda. Se trata de usar nuestra inteligencia, de entender cómo trabajar con la naturaleza aprovechando esas experiencias exitosas y poniéndolas en práctica. La gente no tiene por qué pasar hambre ni tampoco dejar de comer pescado, pero quizás puede tomar decisiones distintas sobre qué comer.
Debemos también buscar opciones en el océano. Yo veo esperanza en las granjas de camarón, hasta ahora esto se ha hecho de manera tosca y ha ganado una mala reputación, con razón porque para hacerlo destruimos manglares que son mucho más importantes que la granja de camarones que queremos poner. Debemos proteger a los manglares como si nuestra vida dependiera de ellos, porque nuestra vida depende de ellos. Son de gran importancia para protegernos de las tormentas, son hábitat de peces y aves, son áreas de reproducción y además extraen grandes cantidades de carbón de la atmósfera y producen oxígeno. Forman parte de nuestro sistema de soporte vital y realmente tenemos que protegerlos. Pero si nos desplazamos un poco tierra adentro y creamos sistemas cerrados en los que controlamos el agua, cultivando vegetales en combinación con los camarones, si trabajamos en esto, las soluciones están allí.
Primero tenemos que decidirnos a hacerlo. Y comprender que la economía y la ecología no son aspectos opuestos, sino que deben estar perfectamente integrados y ser complementarios. Una buena economía implica un buen medio ambiente, un buen medio ambiente significa que tenemos la oportunidad de crear una sólida economía. Si destruímos el medio ambiente, la economía se derrumbará en su debido momento.
¿De modo que mucho tiene que ver con escoger las especies apropiadas?
Correcto. Y criar carnívoros simplemente no tiene ningún sentido, a menos que se haga para un mercado de alto lujo. Algunas personas trabajan con ahínco, con relativo éxito, en la cría de esturiones. No porque quieran comer esturiones, sino porque desean los huevos de los esturiones, el caviar. Eso no alimenta a la gente con hambre, es para un mercado de lujo. Es como criar visones para hacer abrigos. Los visones también son carnívoros.
¿Puede explicarnos el concepto de los “Lugares de Esperanza» («Hope Spots”)?
Para mí existe un solo Lugar de Esperanza: se llama Tierra. Creo que hay razones para tener esperanza porque cuando la gente tiene conocimiento puede tener interés. No pueden interesarse si no tienen conocimiento. Durante mi vida la habilidad para comunicar la naturaleza del mundo y de nuestro lugar en él se ha expandido. Por lo tanto hay razón para el optimismo, incluso mientras vemos cómo se deterioran cosas que son críticas para nuestra supervivencia y para los lugares que amamos. Hay razones para decir que tenemos una oportunidad pero el momento es ahora, tenemos que hacer todo lo posible para proteger lo que queda del mundo natural que nos mantiene con vida.
Podemos pensar en soluciones de bioingeniería para extraer dióxido de carbono de la atmósfera o para reducir el calentamiento global, podemos buscar atajos pero lo importante es proteger lo que funciona. Estamos perdiendo muchas de las piezas de este planeta, se están extinguiendo y con todo respeto a los ingenieros del mundo, no sabemos cómo armarlas nuevamente una vez que han desaparecido. Pienso en la Foca Monje del Caribe (Monachus tropicalis) que solía vivir en el Golfo de México, ha desaparecido. Una parte de lo que hacía funcionar al Golfo y al Mar Caribe como un sistema, como un gran motor, se ha perdido para siempre. No sabemos cómo traerla de regreso, está extinta. Aún así otros seres están tomando su lugar de alguna manera y esa es justamente la belleza de la biodiversidad: mientras mayor es, más estabilidad y resistencia tiene.
Yo planteo la pregunta: si piensas como yo que el océano es el corazón azul del planeta, ¿cuánto de ese corazón quieres proteger? Digas lo que digas, 10, 20 o 50 por ciento, 1 por ciento claramente no es suficiente y actualmente protegemos menos del 1 por ciento. Por esto he iniciado los Lugares de Esperanza, identificando áreas críticas. Hay muchos lugares en todo el mundo, de hecho todo es importante. ¿Cuánto de tu cuerpo quieres proteger, cuánto te importa? A mí me preocupa todo, pero hay algunas áreas que son absolutamente vitales si vamos a ganarle en alguna medida a la pérdida que estamos presenciando. Por ejemplo, ya habíamos identificado al Golfo de México como Lugar de Esperanza antes del gran derrame petrolero del año pasado.
El grupo TED, una organización benéfica dedicada a “Ideas que vale la pena divulgar”, ha sumado fuerzas con usted para informar al mundo sobre su “gran deseo para el planeta”. ¿De qué manera ha ayudado a su causa recibir el Premio TED?
Hace 26 años comenzó TED (Technology Entertainment Design), un grupo de grandes pensadores de Silicon Valley, California, intentando encarar lo que veían como los grandes problemas del mundo y lo que ellos podrían hacer para resolver esos problemas. Inicialmente era un grupo privado pequeño pero comenzaron a invitar a conferencistas y rápidamente creció hasta ser lo que es hoy, con miles de personas involucradas a través de internet y en una conferencia anual que se realiza en California y otras partes del mundo. El concepto de estas “Ideas que vale la pena divulgar” ha llegado a lo que me sucedió a mí, seleccionan a algunas personas a quienes otorgan el Premio TED. Te dan un buen cheque para apoyar tu causa, pero además te conceden un deseo que tiene que ser lo suficientemente grande como para cambiar al mundo. Mi deseo fue establecer redes de áreas protegidas en el océano. En tierra también, por supuesto, proteger a la naturaleza toda es lo que nos mantiene vivos, pero al océano lo hemos abandonado y actualmente protegemos menos del 1%.
¿Qué nos puede decir de Mission Blue?
Mission Blue es el nombre que dimos a una expedición que hicimos el año pasado a las Galápagos involucrando a un centenar de científicos, comunicadores, artistas y personas influyentes, individuos todos con capacidad para marcar una diferencia. Estamos tratando de unir fuerzas para empujar estos conceptos de Mission Blue y Lugares de Esperanza como una red global de áreas dentro de jurisdicciones nacionales y fuera de ellas en alta mar, ya que el 64% del océano que está fuera de la jurisdicción de nación alguna.
En el Golfo de México, Cuba, México y los EEUU comparten un interés especial en un pequeño cuerpo de agua con forma de reloj de arena al centro del Golfo en alta mar, fuera de la jurisdicción de los tres países. A los tres les interesa, de modo que ese espacio puede ser territorio común que podríamos acordar proteger y esto sentaría un precedente para lo que se puede hacer a nivel global, digamos en el Artico, más allá de la jurisdicción de toda nación. Lo mismo en el Atlántico, el Pacífico, el Océano Indico, es un racional que podríamos utilizar si las naciones acuerdan que tenemos un interés común en proteger el corazón azul del planeta.
Usted ha estado trabajando recientemente en Holbox, Quintana Roo, donde personas que solían depender de la pesca se han orientando hacia el eco-turismo relacionado con los Tiburones Ballena. ¿Qué nos puede decir sobre los beneficios y peligros de abrir lugares como éste al mundo a través del ecoturismo?
La clave es encontrar el equilibrio. Lo mismo puede decirse de la pesca, solo que simplemente hemos pescado demasiado. Si fuésemos pocos y nuestra extracción fuese moderada probablemente tendríamos aún muchos peces en el océano, en lugar de este colapso que estamos viendo en pocas décadas.
Con los tiburones ballena en Holbox, en Las Galápagos o cualquier otra parte, el asunto es entender cómo trabajar con el sistema natural sin sobrecargarlo. Los Tiburones Ballena son tesoros y pueden proveer una entrada fija de ingresos inagotable para la gente. Para ello es necesario mantener el océano atractivo para los Tiburones Ballena en ese lugar para que siempre regresen. Están allí porque se alimentan de huevos de peces y de plancton, de modo que es la combinación de proteger lo que los atrae, asegurarnos de que el agua esté en buenas condiciones y no extraer demasiados peces o perderemos a los Tiburones Ballena, porque ellos habrán perdido su almuerzo.
Además debemos tratarlos con respeto. En el pasado se creía que era magnífico agarrar a un tiburón por las aletas y tomar un paseo, cuando ellos era muchos y nosotros pocos quizás la gente podía hacer algo así de vez en cuando. Pero si miles de personas piensan que pueden subirse a un tiburón y dar un paseo, rápidamente pueden matar al tiburón de oro. Imagina que eres un Tiburón Ballena y actúa en consecuencia. Imagina que estás ocupado comiendo y estos primates saltan de repente al agua, chapoteando por todas partes y atravesándose en tu camino. Es sorprendente lo tolerantes que son los tiburones, pero podemos perturbarlos y arruinar algo que es bueno para todos. Para ellos es positivo que la gente los admire si eso significa que se protege el hábitat donde se alimentan.
Todo esto tiene que ver con el conocimiento que nos lleva a preocuparnos y entender que si bien hay más personas que desean ganarse la vida haciendo esto se puede buscar la manera de distribuir ese potencial, subiendo el precio para que sea atractivo para un menor número de personas y aprovechando otras fuentes de ingresos como restaurantes y alojamiento para los turistas. Hay tantas otras cosas que se pueden hacer, nadar y disfrutar la belleza del lugar, así como la magnífica cocina mexicana en circunstancias realmente especiales como es la pequeña isla de Holbox. Combinar la experiencia del nado con el Tiburón Ballena con otras actividades como la observación de aves, o el submarinismo en el arrecife. Necesitamos entender la importancia de proteger el sistema completo, no solo al Tiburón Ballena. Necesitamos soluciones que sean ganar-ganar.
(…continuará)
I.G.H.
Les invito a visitar el sitio web de Sylvia Earle, Mission Blue, para aprender más sobre los acéanos y entender mejor cómo podemos ayudar a su conservación.
I.G.H.