Reporte de Viaje: ¡Campeche Increíble! Parte III

AmazingCampecheIII_300pxQuienes han estado siguiendo nuestro reporte de viaje sobre el increíble estado de Campeche recordarán que, al final del segundo día, estábamos a punto de descubrir un lugar inesperado. Decididamente hambrientos después de un día de observación de aves y deseoso de opciones gastronómicas más allá del modesto menú ofrecido en nuestro hotel, decidimos manejar por las arenosas calles de Isla Arena en búsqueda de sugerencias. No hay propiamente restaurantes en esta pequeña comunidad, por lo que los lugareños a quienes interrogamos reaccionaron inicialmente con diversión y sorpresa, pero aún así pronto recibimos indicaciones para enfilar hacia Wotich Aayin o “La Casa del Cocodrilo”. Alimentarnos era nuestro principal objetivo, pero habríamos de descubrir algo más que comida.

Apenas entramos al pequeño estacionamiento de Wotich Aayinlas puertas de la casa principal se abrieron y apareció, para darnos una cálida bienvenida, el señor Carlos Rivero León. Por supuesto que hay comida, nos hizo saber, pero no sin preguntar: ¿estaríamos interesados en conocer también su proyecto de cría de cocodrilos?.

Nuestra visita devino entonces en placer para el paladar, al disfrutar de un delicioso almuerzo a base de camarones, pero también en una interesante oportunidad para caminar a través del bosque de manglar y conocer un proyecto de cría de cocodrilos que, tras años de arduo trabajo por parte de una laboriosa y unida familia, ha alcanzado un éxito notable y creciente.

Con mucha pasión, el señor Rivero nos proporcionó información muy interesante sobre el funcionamiento del ecosistema de manglar y su importancia tanto para el medio ambiente como para las poblaciones humanas. (Foto © Iván Gabaldón).

Siguiendo al señor Rivero caminamos por un sendero interpretativo, disfrutando como pudimos hacer también en El Remate de la oportunidad poco usual de adentrarnos en el bosque de manglar. Al llegar al final de la la caminería, construída en madera, fuimos recompensados con una vista magnífica de las aguas sobre las que habíamos navegado horas antes. Un pequeño mueble techado con bancas nos ofreció un lugar para sentarnos. El lugar transmite una contagiosa calma y está permanentemente acariciado por una gentil y fresca brisa.

“¿Pueden sentirlo?”, nos preguntó el señor Rivero. “Este es un lugar para relajarse, meditar, y cargarse con la energía de la naturaleza”. Y en efecto, así es exactamente como se sentía. (Foto © Iván Gabaldón).

La tarde cedía lugar al ocaso cuando nuestro grupo de pajareros recibió el regalo final del día: cerca del muelle donde estábamos avistamos a un ave que Cherie rápidamente identificaría con habilidad característica: se trataba de una Sora (Porzaba carolina). El excelente libro de Howell y Webb, Guide to the Birds of Mexico and Northern Central America, ofrece la información siguiente: “Visitante abundante durante el invierno. (…)  Ambos sexos son similares, pero cambian con la edad. (…) Hábitats: agua dulce y salobre en humedales, especialmente entre juncos, en pastizales inundados y manglares. Menos escondidiza que otras polluelas (“crakes” en inglés), con frecuencia se alimenta en lugares descubiertos al borde del humedal”. Una perfecta descripción tanto del lugar como del comportamiento del ave, tal y como la vimos.

La guía de Howell y Webb provee información detallada que nos ayuda a identificar a esta Sora (Porzaba carolina) como un ejemplar juvenil: en lugar de los ojos rojizos y pico naranja-amarillo de los adultos, tiene ojos marrones y su pico es amarillo verdoso. (Foto © Iván Gabaldón).

Tras caminar de regreso a través del bosque de manglar, el señor Rivero nos ofreció una interesante explicación sobre el funcionamiento de la granja de cocodrilos Wotoch Aayin. La especie elegida para este proyecto es el Cocodrilo Moreleti (Crocodylus moreleti), más manejable, más pequeño. Y un poco menos agresivo que el Cocodrilo Americano (Crocodylus acutus) que también habita en la Península de Yucatán. El proyecto ha alcanzado un significativo éxito en la rata de reproducción y el señor Rivero se ha convertido en un verdadero domador de cocodrilos, habilidad que demostró al manejar rápidamente un especimen juvenil para que tocada uno de nosotros pudiese sostenerlo por un momento. Antes se aseguró de inmovilizar sus mandíbulas con un bozal, pues desde jóvenes los cocdrilos tienen una mordida muy poderosa con la que pueden fácilmente amputar dos o tres dedos humanos en un abrir y cerrar de ojos.

Sostener a este sonriente cocodrilo fue una experiencia poco común, aunque no desagradable a juzgar por la sonrisa de Jacqueline (Foto © Iván Gabaldón).

A corta distancia es fácil ver pequeños puntos negros, uno en cada escama del cocodrilo tanto en la parte superior como en la parte inferior de su cuerpo. Son receptores que aportan al animal información acerca de sus alrededores, incluyendo los movimientos y la ubicación de posibles presas. (Foto © Iván Gabaldón).

Sostener a este bebé, eso si sería una proposición muy diferente. Incluso si luce particularmente bien alimentado, como este ejemplar adulto. (Foto © Iván Gabaldón).

De regreso en la casa-restaurant conocimos a la señora Rumualda Gómez Gómez, Presidenta del grupo Wotoch Aayin, una mujer vivaz que nos cautivó con su conversación y amabilidad. Decidimos que este sería el lugar ideal para desayunar antes de emprender al día siguiente el camino de regreso, y a pesar de que esto implicaría abrir las puertas del restaurante antes de la hora habitual en día Domingo, con mucha disposición nos ofrecieron hacerlo. ¿Que más podíamos pedir? A los lectores que piensen hacer una visita a Isla Arena les digo, no se pierdan este interesante lugar. Pueden obtener más información sobre Wotoch Aayin a través de su página en FaceBook, aquí.

Ahora bien, casi puedo escuchar a los pajareros más apasionados allá afuera, refunfuñando, “…¡ya basta con estos cocodrilos! ¡¿Qué hay de los pájaros?!” Sin embargo, antes de pasar a las aves que pudimos ver en la última etapa de nuestro viaje, vale la pena recordar que los pájaros son descendencia evolutiva de los más antiguos reptiles, así que estos cocodrilos son cuando menos primos lejanos de nuestros amigos emplumados. En una nota escrita por Adam Thomas, la cual pueden encontrar (en inglés) aquí, el Dr. Carl Schmidt de la Universidad de Delaware explica: “Esto se remonta a la evolución, en tanto que los cocodrilos parecen ser los parientes más cercanos a las aves que existen, dado que las aves son básicamente dinosaurios modernos”.

Nuestro viaje debía continuar. Tras una noche de descanso iniciamos el día siguiente al amanecer. Dividimos la mañana en dos mitades, comenzando en el puente que cruza hacia Isla Arena y explorando varios kilómetros de carretera y el ecosistema de Petén a ambos lados, para regresar a media mañana a La Casa del Cocodrilo en busca de deliciosas omelettes de camarón, hacer el check-out en nuestro hotel y tomar nuevamente la carretera, esta vez con destino a Mérida pero haciendo muchas paradas más en la vía para observar y fotografiar aves, incluyendo una experiencia final en El Remate. Al dejar Isla Arena atrás ya nuestras mentes albergaban planes para una segunda visita. Dejaré que las imágenes y sus leyendas cuenten lo que vimos:

6:22 a.m. Las líneas eléctricas que unen Isla Arena con tierra firme funcionan como un verdadero hotel para Cormoranes. La mayoria de estos huéspedes todavía estaban un poco reacios a comenzar las actividades del día. (Foto © Iván Gabaldón).

Minutos más tarde, los primeros rayos dorados del sol nos recompensaban al asomarnos a través de una apertura en la maleza que flanquea ambos lados de la carretera para descubrir una Garza Grande (Ardeas alba). (Foto © Iván Gabaldón).

Otra mirada furtiva hacia el humedal descubre un punto color rojo fuego: un Mosquero Cardenal (Pyrocephalus rubinus). De acuerdo a la guía de National Geographic, esta ave es “bastante común y permite aproximarse”. Fue mi primer avistamiento de esta especie y aunque intenté acercarme un poco más mis pies rápidamente se hundieron en el fango, aconsejándome desistir. (Foto © Iván Gabaldón).

¡Atención arriba! Un escuadrón de Pelícanos blancos americanos (Pelecanus erythrorhynchos). (Foto © Iván Gabaldón).

Este es el inusual paisaje de petén que veíamos desde la carretera. La Península de Yucatán es famosa por ser totalmente plana, las colinas que se ven al fondo son en realidad vegetación que crece más alta en zonas donde emerge agua subterránea. (Foto © Iván Gabaldón).

Es notable la envergadura de la Cigueña Americana (Mycteria americana). A la distancia es posible confundirla con un Pelícano o con el Zopilote Rey, con quien comparte la afición por el uso de corrientes termales para elevarse planeando hacia los cielos. (Foto © Iván Gabaldón).

Una mirada más cercana a la Cigueña Americana (Mycteria americana) deja ver el aspecto decididamente prehistórico de estas aves. (Foto © Iván Gabaldón).

A medida que el sol brilla con más fuerza en el ángulo adecuado sobre esta Cigueña Americana (Mycteria americana) un tono verde iridiscente aparece en las puntas de sus alas. Ninguna de las guías de campo sobre aves de Norteamérica que tengo en mi biblioteca menciona esta característica en sus descripciones de esta ave, pero el efecto puede apreciarse en uno de los pequeños dibujos del ave en vuelo en la guía de Sibley. (Foto © Iván Gabaldón).

Tuve la suerte de presenciar esta escena de depredación: un Ibis Blanco (Eudocimus albus) logra capturar a una culebra. (Foto © Iván Gabaldón).

Para este Ibis Blanco (Eudocimus albus), alzar vuelo no implica abandonar a su presa. (Foto © Iván Gabaldón).

La guía de Howell y Webb para las aves de México describe al Ibis Blanco juvenil (Eudocimus albus) de la siguiente manera: “Cabeza y cuello blancuzco, con trazos más oscuros, partes superiores marrón oscuro, rabadilla blanca , plumas de la parte superior de la cola solo visibles en vuelo, cola marrón oscuro”. (Foto © Iván Gabaldón).

Otro especimen juvenil de Ibis blanco (Eudocimus albus), esta vez en vuelo. (Foto © Iván Gabaldón).

Al retornar al mismo lugar que habían abandonado minutos antes, este trio de Ibises blancos (Eudocimus albus) dejan ver claramente las puntas negras de las plumas primarias en sus alas. (Foto © Iván Gabaldón).

Una bandada de Ibises Blancos (Mycteria americana) en pleno vuelo, adultos y juveniles juntos. (Foto © Iván Gabaldón).

¡Sigan la línea de puntos! Una visión inesperada, este grupo de Flamencos (Phoenicopterus ruber) volando en perfecta formación. (Foto © Iván Gabaldón).

Cuando cruzamos el puente de regreso a Isla Arena, las líneas eléctricas me ofrecen algo nuevo para mí: un ejemplar inmaduro en primera etapa de Fragata Magnífica (Fregatta magnificens), reconocible porque la cabeza y parte inferior del cuerpo son mayormente blancas. (Foto © Iván Gabaldón).

Otro primo lejano: vimos varios cocodrilos inmaduros a los lados de la carretera. Asumo que estos también son de la especie Crocodylus moreleti, pero no puedo asegurarlo. (Foto © Iván Gabaldón).

Caminando en la carretera, me había delantado al grupo cuando vi que me llamaban haciendo señas: habían encontrado un vistoso Martín-pescador Enano (Chloroceryle aenea) perchado a un brazo de distancia. (Foto © Iván Gabaldón).

¿Qué tan angosta dije que era la carretera? Aquí pueden verlo ustedes mismos. (Foto © Iván Gabaldón).

Por más que lo intentó, esta oruga fue incapaz de resistirse a un hambriento Chipe Trepador (Mniotila varia). (Foto © Iván Gabaldón).

A pesar de lo sustanciosa que lucía esa oruga, este Chipe Trepador (Mniotila varia) no está satisfecho aún: la caza continúa. (Foto © Iván Gabaldón).

Parcialmente escondida entre el follaje, esta Chara Verde (Cyanocorax yncas) es un ave de muy buen ver, y muy adecuada para cerrar nuestra primera visita a las fantásticas aves de Campeche. (Foto © Iván Gabaldón).

AGRADECIMIENTOS:  a María, Cherie y Jacqueline, por ser tan magníficas compañeras de viaje. Además a María, por hacer los arreglos para este viaje: a Cherie, por llevar su guía de campo y compartir sus conocimientos; y a Jacqueline, por ser nuestra conductora experta. ¡Gracias!

I.G.H.

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10 respuestas a Reporte de Viaje: ¡Campeche Increíble! Parte III

  1. Jacqueline dijo:

    !Increíble aventura! Fascinante narración y excelentes fotografías, me encantan! Wow todo lo que se descubre…y todavía me digo a mi misma: !oye, pero si tu estuviste ahí!

    Felicidades Iván, mucho éxito en tus próximas aventuras!

  2. Sandra Balam. dijo:

    ¡Las fotos estan impactantes! y ni que decir de la aventura, esperemos que nos sigas compartiendo mas de ellas, en hora buena y mucho éxito!

  3. Maria Andrade H. dijo:

    Hola Iván;

    El don que tienes para escribir y tu arte plasmado en la fotografia seguramente serán fuente inspiradora para a motivar a más
    gente a conocer y valorar la riqueza natural con la que contamos en la península de Yucatán. Gracias por compartir tu tiempo
    y talento, fue una exelente experiencia ser parte de esta aventura. Un abrazo, Ma.

  4. Cherie Pi dijo:

    What are the chances someone would photograph a Black and White Warbler pulling out a black and white caterpillar! One in a few billion? Amazing! Also, I don’t recall the green of the Wood Stork. Also amazing image. Early morning colors of the Great Egret are gorgeous. Whether it’s people, birds, or crocodiles, your images are breathtaking. Incredible post, Ivan, incredible. When will you have a coffee table book available?

    • Hello Cherie! I’ll admit I was thrilled to find such color coordination between the warbler and its prey. It almost makes one wonder if a diet of black-and-white caterpillars gives the Black-and-white Warbler its coloration. 😉 Thank you so much for your enthusiastic comment, it was a pleasure to go on this birding adventure with you. Coffee table book? Hmmm, something to start thinking about perhaps? Cheers! IGH

  5. Joaquin Pacheco dijo:

    Excelente!!!… GRACIAS, por compartir esas experiencias, las fotos y el sentir personal.

    Bendiciones y que sigas con esa sensibilidad tan a flor de piel.

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