Día 3 – El pájaro madrugador se come la lombriz… pero no en un día nublado.
Aún no sale el sol cuando emprendemos viaje en el vehículo de Miguel Amar, miembro del equipo Sihunchen, en pos de la camioneta de Alberto. Llegamos a una zona muy cerca de Uxmal donde la selva comparte espacio con parcelas cultivadas y desde allí continuamos a pie. A ambos lados del camino de tierra un manto vegetal arropa el paisaje. El rocío brilla suspendido en incontables telas de araña y sobre nuestras cabezas enjambres de abejas zumban en las flores. La primera luz de la mañana devela ante nosotros una niebla que lo cubre todo.
“¿Y los pájaros?”, dice Alberto. “Están emperchados”, responde él mismo. A lo lejos vemos un grupo de aves recortadas contra la niebla, comparten las ramas de un árbol en actitud enfurruñada ante el clima. Un colibrí se acerca fugazmente a nosotros, logro hacer la foto de su reconocible silueta entre ramas dibujadas a línea sobre el neblinoso fondo blanco.
El primer requisito indispensable para un observador de aves, nos explica Alberto, es hacerse amigo de los binóculos. “Son al birdwatching como la pelota es al fútbol”. A eso es necesario sumar muchas horas de estudio y práctica en el campo. Me impresionan las habilidades de los miembros del equipo: rápidamente identifican cada especie por su forma, tamaño, plumaje, canto y comportamiento. Consultan sus guías de campo y anotan en sus cuadernos. Con frecuencia es el canto lo que les permite detectar e identificar las aves antes de verlas. De hecho, las normas del Maratón permiten listar especies identificadas por su canto, aunque no sean avistadas.
Caminamos entre árboles frutales y topamos con un apiario, el cual observo desde una distancia prudente. Vemos algunas reinitas, orioles y a lo lejos un halcón. Se levantan en vuelo algunas perdices pero pocos miembros del equipo alcanzan a verlas y no hay consenso sobre la especie. La niebla aún no levanta cuando llega el momento de dirigirnos a Uxmal, con la esperanza de ver allí alguna especie más antes de entregar la lista a las 10:00 a.m.
En efecto los breves minutos que quedan permiten al grupo identificar dos especies más, luego de lo cual entregamos a los jueces la lista de aves del equipo y nos sentamos en la palapa del Uxmal Lodge para el merecido desayuno programado como cierre del Festival. Los jueces revisan las listas y llaman a los equipos uno por uno para confirmar algunas dudas. En ánimo didáctico eliminan algunas especies de cada lista tras interrogar a los participantes sobre esos avistamientos y dilucidar casos de identificación errónea o improbable.
Finalmente se anuncian los resultados: el equipo Sihunchen logra el tercer lugar en la categoría avanzada y queda empatado con otros dos equipos por el primer lugar en especies endémicas. En nuestra mesa se improvisan algunas palabras celebratorias. Yo mismo aprovecho para agradecer la suerte que hemos tenido de participar y de conocerles. Hago una foto grupal antes de que emprendan todos el regreso hacia Tulum.
Roselys y yo pernoctaremos en Sihunchen una noche más, por lo que Alberto lúcidamente ofrece esperarnos un rato mientras visitamos el sitio arqueológico de Uxmal, “La Ciudad Tres Veces Construída”. Uxmal nos impacta con su belleza, su elaborado estilo arquitectónico, los amplios espacios de césped y la poca afluencia de gente a pesar de ser Domingo. Los edificios están ubicados sobre terrazas elevadas y desde esa altura descubrimos un arcoiris que se dibuja justo a tiempo para decorar nuestras fotografías. Al intentar entrar a las recámaras del “Palacio del Gobernador” somos repelidos por el intenso olor a guano de algún tipo de ave que pernocta allí, aunque no las vemos (¿murciélagos tal vez?).
I.G.H.
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